Ser madre joven, vía de escape a la crisis
“Un embarazo en este contexto económico ayuda a que algunas mujeres se sientan más realizadas, no les preocupa”
Raquel Hurtado López es psicóloga y sexóloga de la Federación de Planificación Familiar Estatal (FPFE)-La FPFE tiene centros de anticoncepción y sexualidad para jóvenes en Albacete, Barcelona, A Coruña y Madrid, y se financia con fondos nacionales y regionales
-En 2016 han atendido a 200 madres
-Ofrecen asesoramiento presencial a madres adolescentes y sus parejan sobre: la crianza del bebé, la planificación familiar futura, la comunicación con sus grupos de iguales y concienciar de la importancia de conciliar estudios o trabajo
¿Las menores están concienciadas con lo que supone un embarazo?
Hemos visto situaciones muy diferentes. Por ejemplo, a veces existe un deseo muy fuerte de ser madre y en otras ocasiones, forma parte del proyecto vital. Son mujeres que en algún momento han pensado que querían ser madres y muchas veces al enfrentarse a la noticia del embarazo sí que percibimos que se entiende como un “ahora o nunca”. Piensan “estoy ahora embarazada, tengo que seguir con el embarazo porque si no luego no voy a poder o va a ser imposible”. En otras situaciones vemos que existe un cierto deseo de alcanzar una serie de objetivos: retener a la pareja, la necesidad de convertirse o ser tratadas como adultas, ser respetadas, hacer algo importante, tener la capacidad de tomar decisiones sobre alguna esfera de su vida… Incluso hemos escuchado: “Yo lo que quería es que alguien me quisiese de verdad”.
Muchas de las mujeres que atendemos se sienten poco protagonistas de sus vidas
Cuando trabajan con ellas, ¿han llegado a saber por qué se crean esos mensajes?
Muchos de ellos están ligados a la actual situación de crisis: “Como no puedo hacer otras cosas importantes, tengo un hijo”. De hecho parece ser que el grado de ocupación del tiempo es un factor determinante, un discurso muchísimo más acentuado en aquellas mujeres que están en riesgo de exclusión social. Nosotros trabajamos con muchas chicas que desean tener un hijo para que su vida cambie, cuando en realidad es su vida la que tendría que cambiar para poder tener un hijo. Además en muchas de las mujeres que atendemos, percibimos que se sienten poco protagonistas de sus vidas.
Usted plantea que muchos de estos mensajes están ligados a la actual situación de crisis. En 2008 hubo un pico de alumbramientos en España en la franja de los 12 a los 17 años. ¿Cree que tiene una relación directa?
Creo que ese es un dato real. El año 2008 fue un momento determinante de la crisis, de alguna forma marca un antes y un después en este contexto. La crisis altera su proyecto de vida, eso hace que tengan que buscar una serie de alternativas que den sentido a su vida. Y para algunas mujeres, tener un embarazo en ese contexto no es algo que les preocupe ni les venga mal, sino que de alguna forma ayuda a que se sientan más realizadas, más satisfechas, más centradas.
Los menores ¿tienen buenos conocimientos de educación sexual?
En nuestro país, la educación sexual ni es obligatoria, ni hay criterios comunes de impartición, ni hay definidos unos perfiles de quiénes están impartiendo esta docencia. Eso limita las posibilidades de las mujeres para poder acceder tanto a la información, como a ese cambio actitudinal que necesitan. Aparte de eso, en España tampoco se cumplen las recomendaciones de los organismos internacionales sobre la existencia de centros de atención a la sexualidad juvenil. Según la OMS, debería haber al menos uno por cada 100.000 habitantes menores de 29 años y en nuestro país el número de centros es totalmente anecdótico. Además, en los últimos años se ha reducido enormemente. Estas barreras precipitan que las mujeres jóvenes y los varones asuman riesgos en sus relaciones eróticas.
¿Qué queda por hacer en educación sexual en nuestro país? Todo
En nuestro país, ¿qué queda por hacer en educación sexual?
Creo que en educación sexual queda todo por hacer en nuestro país. Necesitamos primero que aparezca en el currículum escolar. También hace falta que la educación sexual no parta ni de la urgencia, ni del riesgo, que es lo que suele ocurrir. Debe ser una cuestión planificada y que se adapte totalmente a las necesidades, a las capacidades y a los intereses de los chicos y chicas. A partir de ahí, necesitamos un mayor empoderamiento de la mujer joven y un mayor conocimiento de las habilidades y los recursos que necesitan para prevenir embarazos no planificados, así como un mayor número de servicios de atención a la sexualidad juvenil, la mejora en el acceso a los que ya existen, una mejor comprensión de lo que supone la maternidad y la paternidad, y una mayor capacidad para tomar decisiones.
¿Han visto reducida la inversión pública que reciben?
De forma general, como consecuencia de la situación económica y de las prioridades, no solo nuestra organización, sino todas, hemos visto reducida nuestra financiación y al final eso también supone una reducción de la calidad de los servicios.
¿Tienen un registro del número de centros de planificación familiar que se han cerrado?
Tener una base de datos de servicios de atención a la sexualidad es muy difícil por la falta de financiación. Como no hay inversión se van reduciendo los servicios, las horas de atención, los equipos de profesionales.
Según su experiencia, ¿los padres apoyan a estas mujeres?
Las jóvenes suelen apoyarse especialmente en sus amigas para ese primer acercamiento. En cuanto a la familia, la experiencia que tenemos es que la figura del padre es más difusa, tienen menos peso, mientras que la madre tiene un papel absolutamente central en la opinión de las jóvenes. Habitualmente, lo que percibimos es que las familias apoyan a sus hijas.
¿Qué presencia tienen las parejas de estas jóvenes?
Las situaciones son muy diversas. Sí que vemos muchas parejas en las que no hay suficiente comunicación, donde además muchas mujeres mantienen las expectativas de que el embarazo mejorará la relación. Sin embargo, cuando la pareja no es sólida, por decirlo de alguna forma, resulta muy difícil que ese hijo o hija refuerce la relación. En estos casos vemos que las jóvenes valoran sus relaciones no tanto buscando la estabilidad, sino que se conforman con vivir, entre comillas, una relación afectiva sin conflictos. Hemos invitado a las parejas jóvenes a participar en los talleres de formación que realizamos y ni todas las mujeres tenían pareja, ni todas las parejas han querido participar en el programa.
Cuando hay un conflicto entre padres e hija embarazada al decidir sobre el futuro de la gestación, ¿qué tipo de mediación pueden realizar ustedes?
Si la chica quiere que sus padres participen en el asesoramiento, les invitamos a participar. Pero sí que es verdad que cuando ya existe una negativa por parte de las familias, es difícil que se acerquen para comentarlo con un profesional. En ese sentido, desde nuestro servicio tenemos una posibilidad de intervención muy limitada.
La cultura determina muchísimo los valores que tienen que ver con la sexualidad
El país de origen ¿puede propiciar embarazos más tempranos?
Vemos que es algo totalmente razonable si tienen menos acceso a la información, menos acceso a los recursos, menos acceso incluso a los métodos anticonceptivos y además provienen de una cultura con unos determinados valores de género y con unos determinados valores en relación con la sexualidad y con la maternidad. Así tiene mucho sentido que se quede embarazada y que además decida continuar con esa gestación y ser madre.
¿Qué determina las diferentes concepciones de la sexualidad?
La cultura también determina muchísimo los valores que tienen que ver con la sexualidad. Por ejemplo, en algunas culturas el papel de la mujer en relación con la sexualidad es muy limitado: es el varón quien toma todas las decisiones, para las mujeres es difícil negociar una práctica erótica o la utilización de un método anticonceptivo. Además hay culturas en las que la maternidad es un valor en sí mismo, con independencia de las circunstancias de la mujer y donde desde muy jóvenes tienen en su cabeza esa idea, esa planificación futura de ser madres en algún momento.